sábado, 21 de marzo de 2015

POETAS ANDALUCES. JUAN BERNIER


POETAS ANDALUCES

Juan Bernier Luque












Juan Bernier. (La Carlota, 1911 - Córdoba, 1989).Durante la Guerra Civil escribió versos clandestinos denunciando las tempranas matanzas de las tropas golpistas en Marruecos, como consta en sus diarios personales, donde denuncia los fusilamientos de las tropas de Franco. En el otoño de 1936 sería movilizado por la fuerza.1 Fue cofundador de Ardor, en la que colaboraba Ricardo Molina, aunque se le conoce más como uno de los miembros fundadores (con Pablo García Baena y el citado Molina) de la revista de poesía Cántico en el año 1947, grupo con el que compartía la idea de otorgar la primacía a la estética antes que al «mensaje». Sus poemas se caracterizan por la riqueza expresiva y sensorial. Sostuvo una gran pasión por la arqueología y su amada ciudad de Córdoba. Escribió un duro Diario en donde se definía muy bien a sí mismo y descubría su faceta más desconocida, la de homosexual, así como el deseo de hacerla pública, lo que se frustró por el contexto de la Córdoba de entreguerras, que por una parte ensalzaba la labor de los autores de Cántico y, por otra, la repudiaba. Sin embargo, entregó en primicia para su edición a la revista de poesía "Antorcha de Paja" que los publicaría en su número 13-14 de marzo de 1980. Dicho diario fue entregado por Bernier aún en vida de este a su amigo Antonio Ramos Espejo, por entonces director de Diario Córdoba y éste transcribió algunos capítulos en el periódico.

[VIKIPEDIA]


Obra
Sus principales obras son:

Aquí en la tierra (1948)
Una voz cualquiera (1959)
Poesía en seis tiempos (1977)
En el pozo del yo (1982)
Los muertos (1986)
Poesía completa (2011.
Diario (2011.







Belleza sucia la del mundo


Para la mayoría de lectores, la importancia de Juan Bernier (La Carlota, Córdoba, 1911- Córdoba, 1989) queda reducida a su intervención en la fundación y desarrollo de la revista cordobesa Cántico (1947-1949; 1954- 1957), junto a Ricardo Molina, García Baena, Julio Aumente y Mario López. Debe precisarse que ni los autores de Cántico son intercambiables estéticamente, ni pueden, uno a uno, constreñirse a la poética con que participaron en la revista. El caso de Bernier es meridiano: autor de una obra muy breve cuyo primer fruto fue Aquí en la tierra (1948), el resto de sus títulos, con amplísimos lapsos de silencio entre ellos, queda fuera del arco temporal de la revista y en cierta medida de sus presupuestos artísticos (en concreto Una voz cualquiera, de 1959). La publicación de Poesía completa, coincidiendo con el centenario del poeta, permite comprobarlo.







POEMAS



Me acerco hasta la puerta. El aire es frío
como el gélido lienzo de una cama vacía
y, aún conmocionado, lo acojo quedamente.

Hay pájaros cantando que, invisibles,
reclaman la atención hacia las hojas
que el bosque solicita. A ras de suelo
lo roza una neblina sin raíces
Procuro no pensar. Quisiera devolverle
la familiar mirada con que el bosque nos mira.

Atento a lo contiguo, observo -me demoro-
la neblina inconsciente. .







La hierba del solar ha crecido con fuerza.
No ha habido un solo día de este otoño
en que los elementos
le hayan dado la espalda.
 
Desde aquí puedo verla. Es un regalo
frente al dolor inerte de los muros.
El viento, el sol, las nubes, le han sido favorables
(también ellos, con su espalda de sombra).
 
En esta edad anómala y terrible,
pienso en mi amor;
se parece a esta hierba.







MADRE!

¡Madre! Déjame que me hunda otra vez en el mar de la noche
déjame abierto el vientre para que la niebla arrope
mi cuerpo desnudo de esperanzas y fines.
Dame otra vez tu vientre. Que la luz me deslumbra
que me hiere la vida y me vomita el asco.
¡Madre! Húndeme otra vez en tu vientre cálido
húndeme en la tiniebla húmeda
¡ven, madre, madre ven!
¡oh madre muerte!





LOS POLÍTICOS


Nos damos cuenta los hombres enteramente de todo,
pero no podemos con los que tienen cargos importantes.
Sabemos que pueden ser honrados esencialmente,
que pueden ser borrachos o cobardes acaso.
Unos están levantados por los votos unánimemente,
otros por el ejército no tan unánimemente,
otros por sus escudos genealógicamente.

Sabemos que ellos dirigen el mundo,
que inauguran hospitales y ponen las primeras piedras;
pero nada sabemos de su vida particular,
si son, si no son, sino lo que cuentan los periódicos.
Presiden Consejos y hacen declaraciones que no leen sus súbditos,
y cada uno de ellos manda en su territorio particular,
y la muestra es que de vez en cuando ajustician con gran ceremonia
y una nota interesante de su poder es el garrote, o la cámara de gas.

También mueven ejércitos, soldados, no de plomo,
que desfilan, juegan; y el ministro del pequeño país
compra tanques, y el del más grande, submarinos;
se arman, se rearman y los pobres aplauden los desfiles
donde ondea de cada uno su bandera particular
con la hoz, con la luna, con el escudo,
con su color, policolor, particular.

Y el vodka en los almuerzos se consume o en la cena el champán.
Oriente y Occidente; indigestiones influyen en la Bolsa,
se brinda por la paz, el matadero científicamente se prepara.
Agotados los sabios, los obreros roen su pan.
El horario es el látigo de ahora. Prisa por construir,
mientras se ríe la calavera del futuro ciego.

Nos damos cuenta de todo, pero nada podemos hacer;
Nos hacen votar, nos condecoran, súbditos somos, pues;
el pan nos falta, los zapatos, la vitamina tal;
hacinados vivimos, la colmena humana su reina tiene.

Los políticos sabios discuten, ríen, viven.
El protocolo ciñe sus vientres de bandas,
el paso es solemne y la engolada voz
manda sobre las trompetas, los tambores, los tanques, los cañones,
y la mecha del átomo en su mano.
Nada podemos hacer; pero nos damos cuenta aquí los hombres.


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