martes, 13 de enero de 2015

EN MANOS DE MORFEO. ALEJANDRO PEREZ GUILLÉN



EN MANOS DE MORFEO. ALEJANDRO PEREZ GUILLÉN

 RENACIMIENTO. SEVILLA, 2014. 















ALEJANDRO PÉREZ GUILLÉN (Benalup-Casas Viejas, 1973), es Licenciado en Filología Hispánica . Ha publicado los poemarios:  :Entrevista con la palabra (Ayuntamiento de Benalup, 1997), Sueños de hadas sin hada madrina (Salobreña, Granada, Alhulia, 2003) Monedas de papel (Cádiz, Diputación, 2006) y Matar a Narciso (Alfar. Sevilla, 2012) . También el libro de relatos La otra realidad, (Aladena, 2009). Ha escrito en revistas de carácter cultural, como columnista y crítico literario y es un excelente dinamizador y difusor cultural, con numerosos recitales y lecturas poéticas en la zona de la Janda.


Si en Matar a Narciso, Alejandro Perez Guillén en su camino de superación poética  consigue eliminar las reminiscencias del mito de la liviandad, volviendo la vista al mundo abierto de lo cotidiano, como una especie de descubrimiento en la otredad, el sentido verdadero y trascendente de su poética, en este En manos de Orfeo,  como si quisiera cerrar una etapa de su poética con este libro que según Pedro Sevilla en su hermoso prólogo es: “instrumento reflexivo donde un hombre narra su ineludible periplo: el paraíso perdido, el amor siempre en vilo y la certeza azul del mar, que es el morir.”


En esa narración,  en la que describe sus incidencias vitales tamizadas por el cedazo de tiempo  y la memoria, dirá :” He visto cara a cara/ mil fantasmas de niebla/…” y en la búsqueda de su paraíso perdido   No encuentro entre la niebla del pasado/ un pequeño tren de madera/ con el sol descompuesto de la infancia, /…”’ , pero que cuando aparece: “…me viene de súbito la ternura/ de mi infancia  acostada en el olvido./…” . La presencia del entorno de otro tiempo  trae una hondura sentimental: “Hoy os convoco, retamas de mi infancia./…/ ¿Habéis agitado en el interior / del bosque las alas de la memoria?”. Y el viento de esa memoria trae  nuevos celajes de sombra: “Me sentaba entristecido en el patio/ de palmeras para llenar de versos/ la memoria inocente de unos tiempos…”, mas en la constancia de esta sombra, esfinge muda,  se hará la pregunta: “¿Qué abismo bajo el puente/ esconden tus silencios?”, pregunta a la que con lucidez se responderá: “Me duelen los silencios de tus huellas, /& el amor que se queda/ en el interminable/ pasillo del recuerdo….”  Y   “Antes de que amanezca/ quisiera retener en la retina/ cómo mi vida descansa en tus ojos/ y de enfrente me miras un instante./…” para concluir  que “Quizás la muerte/ tan sólo sea/ la tierna mano de la brisa/deshaciendo la soledad./…”

Un libro que encierra una concepción vital, la agriculce ambrosia de la vida  con sus gozos y sus sombras en esclarecedora expresión de cuanto fue, memoria lustral que limpia de oscuridades un tiempo, en preparación de un nuevo periplo que se adivina, lleno de madurez y de luminosos horizontes.

F.Basallote

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