miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL PAISAJE EN LA REVISTA PLATERO



EL PAISAJE EN LA REVISTA PLATERO















PLATERO (1950-1954)

Según Manuel J.Ramos Ortega[i], Platero es “…la publicación más importante del segundo tercio de este siglo en la literatura gaditana. Su importancia radica en el hecho de que, a pesar de los escasos medios con los que contó logró superar el reducido marco local y provinciano de los años cincuenta y, más tarde, incluso convertirse en una revista con repercusión en el ámbito nacional.” 

Platero nace gracias al impulso de Fernando Quiñones, que logra reunir un grupo formado por los poetas Serafín Pro Hesles, Felipe Sordo Lamadrid, y Francisco Pleguezuelo, amigos de Colegio, a quienes se les unen J.Manuel Caballero Bonald, Julio Mariscal, José Luís Tejada, Pedro Ardoy y Carlos Edmundo de Ory, que habia fundado en Madrid el movimiento postista y la revista Postismo.

Antes de editar Platero, este grupo había publicado una Revista llamada Parnaso, cuyo número 1 apareció el 1 de diciembre de 1948 y el 30 y último el 15 de febrero de 1950, que es la antecesora de Platero, que aunque con portada distinta conserva la numeración antigua, ya que  su primer número, de marzo de 1950  ostenta el nº 31, no existiendo pues un número 1 de Platero. Así se mantuvo hasta el nº  39, constituyendo estos nueve números lo que se conoce como su Primera Época . La Segunda Época que fue la más importante y divulgada contó  con 24 números, apareciendo el 1 en enero de 1951 y el 24 en 1954.


LA RECUPERACIÓN DEL 27

El intento de recuperar el legado del 27,  todo un proyecto literario de renovación de la poesía andaluza y española, característico de la poesía del sur, se materializa en Cántico con la reivindicación de la figura de Luís Cernuda, y en Platero sobre todo con la de Juan Ramón  y la de Rafael Alberti. Y no deja de ser un símbolo ambas preferencias, mientras Cántico  fue, en palabras de Pablo García Baena[ii] : Un himno a la dicha de vivir, desde la desposesión y la elegía… en  una ciudad cerrada si no hostil”,  acorde con la situación cernudiana y con la propia situación geográfica de Córdoba  , Platero surcó el Atlántico, esperando de sus vientos caribeños, que tanto enriquecieron a Cädiz, la recuperación luminosa de la pureza y la alegría.


Platero nació bajo la protección de Juan Ramón Jiménez quien desde Puerto Rico les enviaba poemas y dinero. Francisco Pleguezuelo[iii] escribe: Los poetas y escritores que habíamos creado la revista, Fernando Quiñones, Serafín Pro,  Felipe Sordo, y el que firma estas líneas, tomamos contacto con Juan Ramón Jiménez …. Le enviamos una colección completa de los ejemplares publicados …, rogándole, ilusionadamente que nos enviase alguna colaboración para los próximos números. Así ocurrió y en el mes de abril de 1953, recibimos los primeros poemas, romances revividos del tiempo de Platero, con la siguiente dedicatoria:  “A Platero de Cádiz, con tantos abrazos como números publicados; y muchos más, abiertos ya, para los que vendrán. Ahora amigos de Platero, voy a desquitarme de mi silencio involuntario de estos años. Les enviaré algo para cada número, inédito y revivido de todos mis tiempos. Abrazos. Y con una rosa de Puerto Rico, J.R.J.”  


Fernando Quiñones, por su parte, establece contacto con Rafael Alberti, que publica en Platero, por primera vez en España su Ora Marítima. También escriben en la revista Pedro Salinas y Vicente Aleixandre.




LA POÉTICA DE ´PLATERO

Además, de la reivindicación del 27 o por ello, y desde ese marco intensamente humano,  es suficientemente explícito de la poética de Platero, el Prólogo[iv] del primer número de su Segunda época: …. Traemos una emoción muy grande y unas enormes hambres de comunicar belleza. Nuestra hermosa intimidad, nuestro afán creativo sólo puede y debe ser entendido y gustado por el noble espíritu alentador. ..










EL PAISAJE EN PLATERO


En esa emoción muy grande y en ese deseo de comunicar belleza., es evidente que la poesía de Platero llevaría Nuestra hermosa intimidad, nuestro afán creativo a la Naturaleza de la que participan  , al paisaje marino tan cercano, , alcanzando la emoción que describiría Cezanne[v]   “de la acentuación poética de la verdad natural”  radicada en el Paisaje y cumpliendo aquello que decía Azorín [vi]: “ Hace tres siglos un poeta contemplaba el paisaje y lo describía impersonalmente...Ahora no, paisaje y sentimientos son una misma cosa.” 

No se puede hablar del Paisaje en Platero,   sin comenzar por el Mar , continuaremos con aquellas descripciones que podemos llamar Paisaje absoluto, es decir el paisaje terrestre en su concepción tradicional  y especialmente nos detendremos en el Campo, que en Cádiz es la otra versión de la humildad, la antitesis de su húmeda ternura, el seco pegujal,  y la alegría y desolación del Tiempo, los Crepúsculos, la Noche, el paisaje de la Ciudad y el íntimo paisaje de los patios y del jardín….  









EL PAISAJE MARINO

Cádiz  como centro de todas las perspectivas, desde ella el luminoso azul  es la referencia paisajística más pura . De la pureza del mar como perfección, nos habla Leopoldo de Luís[vii]


Tu eres lo puro, mar; tu lo perfecto.
En tu pecho se mece la hermosura.
Te unge de azul el horizonte recto.

Y Rafael Alberti[viii] la evoca desde la doble distancia del tiempo y el espocio, en su comparación elegíaca :


Cuántas veces, oh Cádiz, te habré visto
unida al coro blanco de tus puertos,
casi en el aire, cimbrearte toda,
sobre el óvalo azul de tu bahía.
Bahía donde los nervios del  mar , para Francisco Pleguezuelo[ix], se calman y diluyen apenas en la brisa: 


El mar, encrespado de lenguas y de espumas,se remansa y duerme en el regazo de la bahía. Apenas si un leve temblor de viento diluído, levanta escamas de agua, espejeante de sol...

 En tan leve aire, Antonio Murciano [x] canta el rizo verde de las olas:


El aire estaba levemente quieto
la tarde, por la orilla, preparada;
el albatros llevaba azul el rumbo
y verde el agua se rizaba en olas.


Y Felipe Sordo[xi], desde la ventana divisa un paisaje marino vital:

Mira, la ventana da al mar. Existen gaviotas. Hay
una vela blanca tan lejos:
te asomas y te pueblas los ojos de vida...

Que a Juan Antonio Campuzano[xii] se le derrama en barcos volátiles   :




No te importe que el mar lejano

se derrame del paredón

con sus barcos de verde humo

y sus mimbres de tornasol...

Y a Aquilino Duque[xiii] en velero de alas desplegadas




Curva de marfil; velero

Cuarto menguante a la vela:

Arco - abanico de estela -

tensado en el aire arquero.



O en goleta de nubes[xiv]


He visto desplegada

tu goleta de nubes superpuestas

y la estela insegura de tu paso

por el andarivel de las estrellas.








Para llegar a Cádiz, como canta Miguel Martínez del Cerro[xv]



 Por los caminos del viento

me iré a Cádiz, que está lejos

metida en el mar...



La milenaria ciudad que recuerda Antonio Fernández Spencer[xvi]:



Vieja es la ciudad, con sus pescadores, sus redes,

sus barcas volcadas como peces muertos sobre el mar...



Y en la Caleta, el Castillo de San Sebastián., que describe Francisco Pleguezuelo [xvii]








Azul del cielo tendido sobre el agua...

El castillo, como si fuera un barco, lleva

sus bordas de piedra hacia las olas...



Y en la arena  Fernando Quiñones[xviii] siente cantar profundamente pájaros de espuma:



Aquí,  sobre la arena,

te invade un claro ruiseñor los huesos.

Canta la espuma, gira

la espuma que te sigue, que te asedia....



En la playa descrita por Francisco Pleguezuelo[xix]:



. La arena declina suavemente su tersura, abierta en cóncava luna, contra el abanico del agua...



En la que una pluralidad de sensaciones provocan el canto elegíaco de Juan Antonio Campuzano[xx]: .



Vuelvo a olerme a salina,

a barca echada al margen

de la espuma, que duerme

el breve sueño de la bajamar,

a ramajes de brisa, a sal de estrella

disuelta al alba en olas...









EL PAISAJE ABSOLUTO



Ya hemos definido paisaje absoluto, como aquella concepción tradicional del paisaje, el paisaje como emoción absoluta ante la magnificencia de una geología impregnada aún de la  original  teluria o la sencilla y rotunda  belleza de un almendro… 



El paisaje como complicada emoción en Carlos Edmudo de Ory [xxi]



El traje del paisaje hecho de alguna

Materia enmarañada....



O el paisaje en la pureza tectónica de su latente fuerza primitiva, vestigios de un paraiso que describe Jose Antonio Muñoz Rojas [xxii]



Las cañadas hondísimas sin agua,

arroyos de adelfares donde late

hondo bajo lo seco un hilo dulce,

que une las altas sierras a los mares,

cudriales pobrísimos, pizarras,
ruínas de vinedos y lagares,
 almendrales fantasmas que conceden
alguna leve nieve a estos inviernos.
O Carmen Conde[xxiii] :

Sórdida cordillera, ¡ cómo cuesta vencerte!,
delimitando, estricta, alborotados mundos.
Acá se juntan prados con su flor en los dientes,
allá se descoyuntan manantiales sin rumbos.

Y en Serafín Pro Hesles[xxiv] alza la conciencia de la naturaleza indomable:

Monte-Bravo, imponente, indomable y sublime se levantaba ante nosotros. Era un peñón estríado por las aguas... era gris, de un gris triste y penoso, gris agriado...







Los bosques dorados, con la pátina del tiempo detenido, que cantan Fernando Quiñones[xxv]:

....Por una olmeda
de oro viejo, y hacía lluvia con sol
y ya, como en un cuadro de Constable
plegaba el día su cuello delicado...

Instántánea de la luz que el viento transforma en suave música en los versos de Carlos Murciano[xxvi]: 

Bello, como un camafeo
el sol cruzaba sus flechas,
y el arpa de unos pinares
sonó sus cuerdas de seda.

Y cuyo colorido, como un cuadro impresionista se derrama en el poema de Miguel Martínez del Cerro[xxvii]:


Hay almendros nevados
y tulipanes rojos, sangrientos como llamas,
y racimos de lirios
azules, que se enredan por las tapias...

Bosque de cipreses de Granada que José Mª Pemán[xxviii] evoca :

Estos altos cipreses llenos de ruiseñores
con tanta sencillez comprometidos
con la clara Poesía... Y estas flores
y estos soplos del aire adormecidos....

O la chopera como pantalla en medio de la llanura, que dice Francisco Villanueva[xxix]

Tras la mampara tupida y erecta de los chopos, adivínase el rodar de la noria, con su ensarta de grandes cangilones lavados y musgosos...

Y el aire,  tan frágil, en el momento detenido en el milagro del río. De Julio Mariscal [xxx]

El aire es una “Sevres”
que va a quebrar el aguijón del Ángelus;
el río es un milagro
que levemente arañan los mimbrales;
el sol, una manzana
para los duros labios de la noche...

Río que para J.M.Caballero Bonald[xxxi] es :

...Surco de luz abierto entre las flores
lleva hacia el mar la tierra separada.

O el aire que traza un halago sensorial en Rafael Alberti[xxxii]:

Del aire baja un repentino riego
de astro y sangre resueltos en olores
y un tornado de aromas y colores...

Paisaje eternizado entre la niebla por Juan Ramón Jiménez[xxxiii]:

Entre la niebla, aquel prado
alto parece ya eterno,
sólo allí con su oro último...







EL PAISAJE DEL CAMPO

 En el tratamiento poético del paisaje del campo por los poetas de Platero incide con todo su peso la cercanía que para ellos tenía el campo de la provincia, así como   una cierta influencia de la poesia social del momento, de todos modos el barbecho y la pobreza del pegujal están presentes en algunos de ellos, como sucede con Julio Mariscal[xxxiv]

 Camino entre dos barbechos:
adónde me llevarás ?
Si a un pueblo de marineros,
o a un pueblo blanco de sal
Entre olivos prisionero.

para quien el camino[xxxv] entre olivares es un símbolo de destino :

...la lengua polvorienta del camino
lamiendo una miseria de olivares....

La dualidad mar-tierra se nos hace presente en la pobreza de los esteros para Felipe Sordo[xxxvi]:

Tan sólo esteros y esteros
ni una matita de trigo,
salineros.
¡ Ni una matita de trigo!

El trigo, la esperanza de estos pueblos blancos, y su siega, como la canta Antonio Gala[xxxvii]:

Limpios alfanjes trizarán las mieses...

Tras la que sólo quedan rastrojos al inmisericorde sol del verano, paisaje evocado por Serafín Pro Hesles[xxxviii]

Eran las doce. El sol quemaba las rastrojeras.... A lo lejos, las lomas, pardas y ocres...

y asimismo recordado por Luis Felipe Vivancos[xxxix]:

Los árboles; sus hojas caídas. El estiaje
del río y la quemada siesta de los rastrojos...

Y sólo desolación, esterilidad, para Manuel Terrón Albarrán[xl]:

Tierra estéril.
Los árboles no existen.
El silencio talado.
El viento negro.

Quedando siempre en el paisaje del campo un aire de lenta tristeza , para Felipe Sordo[xli] :
Corazón en reposo sabe a tierra,
a río sereno,
a limonero triste...






LAS ESTACIONES

El paisaje del campo en verano es consumación, y por ende rastrojeras, polvo, tristeza... Pero en cada una de las estaciones presenta una cara distinta:

El paisaje en Primavera es para Manuel Terrón[xlii] como una gran flor:

Pero el paisaje con la lluvia ha abierto
su corola de rumbos y alegrías….

Y en Francico Garfias [xliii], el rebrotar del fuego escondido:

Se presiente que el árbol brota en música
porque abril va encendiendo sus entrañas…

Fuego que madurará en el otoño, en sinfonia de color para Pedro Ardoy [xliv]:

Pero el color auténtico se palpa en los otoños:
la  madurez de dentro que chorrea a su amíbar
y que conoce todas las savias y los soles…

Cuando el paisaje retome un pulso de paz, según José Luis Tejada [xlv]:

El campo es todo ya remanso y lecho:
nos espera una sombra entreverada
de luz, bajo el castaño jovial...

Aunque para Jerónimo Martell[xlvi] , sea el inicio de un silencio de pájaros :

Otoño, si. Otoño, cuando el árbol
ya no cuelga de pájaros y nidos….

Y para Juan Valencia [xlvii], el desplome de la luz ;

Con apagado y aterido velo
la luz ceniza, yerta y desplomada,
su lucido metal vela y encubre.

El  invierno,  es viento para Antonio Gala[xlviii] 

El viento ha puesto su nido en las cornisas….

Para Tomás Segovia [xlix] el inicio de un tiempo de lluvia y turbiedad : 

Llueve sucio y sin ganas
en este cielo turbio, revuelto y herrumbroso…

Y para Juan Ramón Jiménez[l],la desnudez de la nieve:

Nieve desnuda ¡ qué fría
tu cama de todo el campo !





LOS CREPÚSCULOS

Cuando comienza o acaba el día,   el paisaje adquiere una especial esencia de sensaciones difundidas, que en el poema quedan prendidas en emoción:

La aurora,   la ve Francisco Pleguezuelo [li]:

En la iglesia
el alba descendía desde antiguos vitrales….

Y  Antonio Milla[lii] :

Las ondinas del alba y la mañana
se prenden de los barcos a la aurora....

Mientras la mañana es para Juan Ramón Jiménez [liii]  esplendor de plata:

¡ Mi plata aquí en el sur,
en este mar,
conciencia en plata lucidera, palpitando
en la mañana limpia
cuando la primavera saca
flor a mis entrañas ¡

La tarde, como una llama dulce, para Fernando Quiñones[liv]…. ,

Fue por la olmeda en llama dulce una
tarde de marzo y sol con lluvia…..

Y lento goce de la vida para José Antonio Muñoz Rojas[lv]



…..Huele a gloria
el campo con la lluvia. Sabe a vida
pasear con el fresco en el silencio
que hace la tarde mientras pasa lenta….

como lento discurrir hacia el ónice violeta que abre la noche para Serafín Pro Hesles[lvi]

Tras el violeta cumbre del ocaso, el ónice morado, cansino y triste, se anticipa a la noche para servirnos el fruto niño de la primera estrella….

.





LA NOCHE


Para los poetas de Platero, la noche es presencia de la luna, insinuada como en elpoema de Blas de Otero [lvii]

La noche se afiló como un cuchillo
pequeñito…..

O plena. Absoluta, para Felipe Sordo[lviii]:

…Tendría que ver, luna grande
noche total y anaranjada,
luna llena….
.
Luna, como espejo de los sueños en los poemas de Carlos Murciano[lix]  :

¡ Cómo flotaba al viento,
la luna,
pandero de mis sueños!

.O luna multicolor  en su hermano Antonio[lx]

Luna verde del pinar;
celeste luna del río;
luna blanca del cantar….

Aunque cuando pierde su esplendor, es siempre vaticinio de tristezas: Como nos dice Carlos Murciano en Nocturno trágico[lxi] y en Otoño[lxii]

Cuando las nubes cubran a la luna,
se ahogarán dos estrellas en el río.

Llantos de luna azul, estrangulada
por los dedos helados
de la niebla…






URBANOS



Más que  poemas dedicados a la ciudad en Platero estos poemas urbanos son poemas a los pueblos, por las circunstancias de la provincia de Cádiz , en la que históricamente la presencia de los pueblos es eminentemente cordial, de blanca memoria.

Así lo canta  Julio Mariscal[lxiii]::

¡ Qué lejos está aquel pueblo,
tan blanco!
¡ Tan pequeñito que cabe
 en la mano!
Su torre ¡ cómo la dobla
el viento de los secanos!

Pueblos de cal, coronando el verde de los montes, en versos de Jerónimo Martell[lxiv] :

¡ Qué voladizo barandal de piedra
coronado de blanca balaustrada!
¡Cuánta cal prisionera! ¡ Qué alborada
en el ocaso verde de la yedra ¡

Diminutos pueblos blancos, donde la vida diaria es dura , para Julio Mariscal[lxv]





Un pueblo pequeñito de sudor y alpargatas….

En los que la plaza es núcleo de evocaciones para Felipe Sordo[lxvi]

Aquella plaza nuestra bordada de naranjos
Y una palmera como un grito al cielo…

O calles con olor de azahar, cantada por  Pilar Paz Pasamar [lxvii]:

La calle huele a azahar mojado…

Calle, donde una reja, según Antonio Luís Baena  es centinela [lxviii]:




Miradme quieta aquí, presa entre flores,

centinela del aire en mis ardores,

conjugando la calle con el viento.



Empinadas calles , en un laberinto donde se desarrolla, lenta, la vida del pueblo, para Julio Mariscal[lxix]




 Subíamos por calles sin espinas,

Alamedas umbrosas, lentos pinos,

El cine o el café, la antigua plaza…



Y sobre ellas, el brillo de las cúpulas, al pie de la veleta, para Juan de Dios Ruíz Copete[lxx]



La gran veleta azul convertía las luces,

en un crecer de cúpulas agrandando las tardes…



A cuyos pies la quietud del aire tiene un especial sabor para Lorenzo Gomis [lxxi]:



La paz del pueblo está hecha de sol,

de aire quieto,

de  una miel de silencio laborioso….

 


 


 


  PAISAJE ÍNTIMO




 Si la principal característica del paisaje urbano en Platero es su reducción a la estructura de sus pueblos, en su intimidad de humilde cal, existe otro paisaje más íntimo, el de los patios y  jardines:



Así, el cantado por Higinio Capote[lxxii] :




Éste es el jardín, ahora,

polvoriento y blanquecino, sin color,

en esta tarde de Septiembre,

cuando ya el verano se ha desangrado por tantaas heridas

y todo tiene el cansancio de haber pasado por el fuego del estío.



No como en aquella mañana de Junio

En que la verde cancela daba entrada al jardín de un rey moro

Y el mármol de la fuente era rubio de un oro encendido.



Jardín  como redoma para perfumes, en Adriano del Valle[lxxiii] :



De flor en flor enhebra en sol la brisa

el hilo del olor de cien jardines.



Olor, asimismo en Carmen Conde[lxxiv] :



Un olor de jardín que yace solitario…





Aunque más recóndito, mas íntimo, es el mínimo espacio del patio, cartografia urbana de la pequeña felicidad, como el que evoca Alberti [lxxv]



Entré en el patio que un día

fuera una fuente con agua.
Aunque no estaba la fuente,
la fuente siempre sonaba
y el agua que no corría
volvió para darme agua.

O el de la casa evocada por J.M.Caballero Bonald[lxxvi]

Recuerdo sus paredes, sus puertas de madera entrañable,
A cuyo través podía transparentarse toda la paz de aquella casa…
Recuerdo también sus rincones más bellos y ocultos,
Su razonada disposición de alegría…..

Patio, donde un árbol pone el contrapunto luminoso, como dice Juan Ramón [lxxvii]

En el patio está la acacia
llena de flor amarilla…

Y donde un pozo es un eco de profundidades marinas, par Julio Mariscal[lxxviii]

 Redonda mar sin puerto ni bandera
entre ajorcas de cal estrangulada;
fingida mar de sombra, navegada
por jazmines de luna aventurera,










[i] Ramos Ortega, Manuel J. ; Platero, una Revista gaditana del medio siglo. Prólogo a la Edición facsimilar de Platero, Revista Literaria Gaditana. El Monte. Sevilla
[ii] García Baena, Pablo. Cincuentenario de Cántico, Conferencia. Residencia de Estudiantes.Madrid,1997
[iii]  Pleguezuelo, Francisco , Un relato de Juan Ramón. El Correo de Abndalucía, 26 de junio de 1998.Sevilla.
[iv] Prólogo, Nº 1, 2ª Época. Enero 1951.
[v] Cit.Garcczynska, M. La Construcción Cezanniana. El Arte y el Mundo Moderno. Planeta. Barcelona. 1977
[vi] Azorín. El paisaje en versos. ABC. Madrid,2 de agosto de 1912.
[vii] De Luis , Leopoldo, “ El mar ”. Nº 12, 2ª Ép.
[viii] Alberti, Rafael, “ A Telethusa ”. Nº 22, 2ª Ép.
[ix] Pleguezuelo, Francisco, “ La Goleta”. Nº35, 1ª Ép.
[x] Murciano, Antonio, “ Tríptico blanco ”. Nº 9, 2ª Ép.
[xi] Sordo, Felipe, “ Carta del Sur a Blas de Otero”. Nº16, 2ª Ép
[xii] Campuzano, Juan Antonio, “ Consejo ”. Nº16, 2ª Ép.
[xiii] Duque, Aquilino,  “ Qasida del velero”. Nº39, 1ª Ép.
[xiv] Duque, Aquilino, “ Ultramar ”. Nº 11, 2ª Ép.
[xv] Martínez del Cerro, Miguel, “ Dos canciones a Cádiz”. Nº37 , 1ª Ép.
[xvi] Fernández Spencer, Antonio, “ Tuyo es el tiempo ”. Nº 19, 2ª Ép
[xvii] Pleguezuelo, Francisco, “Caleta, Castillo de San Sebastián”. Nº31, 1ª Ép.
[xviii] Quiñones, Fernando, “ En la arena”. Nº 6, 2ª Ép
[xix] Pleguezuelo, Francisco, “ Barca abandonada”. Nº38, 1ª Ép
[xx] Campuzano, Juan Antonio, “Despedida al viento marero en Hendaya”. Nº34, 1ª Ép.
[xxi] De Ory, Carlos Edmundo, “La Virgen del Aprisco”. Nº 37 , 1ª Ép.
[xxii] Muñoz Rojas, Jose Antonio; “Carta a una ausencia”. Nº 21, 2ª Ép.
[xxiii] Conde, Carmen; “Desde la llama”. Nº 19, 2ª Ép.
[xxiv] Pro Hesles, Serafín, “Torre- Bravo”. Nº32 , 1ª Ép.
[xxv] Quiñones, Fernando; “A Percey B. Shelley”. Nº 16, 2ª Ép.
[xxvi] Murciano, Carlos, “Tanguillo a la esposa del Emperador”. Nº 1, 2ª Ép.
[xxvii] Martínez del Cerro, Miguel, “Postal de la babuchería”. Nº 2, 2ª Ép.
[xxviii] Pemán, José Mª, “Granada”. Nº 3, 2ª Ép.
[xxix] Villanueva, Francisco, “Dolor y gozo del agua de la noria”. Nº 7, 2ª Ép.
[xxx] Mariscal, Julio, “Te nombro ”. Nº 24, 2ª Ép
[xxxi] Caballero Bonald, J.M.,  “Río”. Nº 31, 1ª Ép.
[xxxii] Alberti, Rafael; “Huele a sangre”. Nº 14, 2ª Ép.
[xxxiii] Jiménez, Juan Ramón; “Aquel prado”. Nº 18, 2ª Ép.
[xxxiv] Mariscal, Julio, “Camino”. Nº 32, 1ª Ép.
[xxxv] Mariscal, Julio “Misericordia”. Nº 19, 2ª Ép.
[xxxvi] Sordo, Felipe, “Apuntes de San Fernando”. Nº 4, 2ª Ép.
[xxxvii] Gala, Antonio; “Elegía”. Nº 15, 2ª Ép.
[xxxviii] Pro Hesles, Serafín, “Ellos, los bueyes”. Nº 33, 1ª Ép.
[xxxix] Vivancos, Luís Felipe, “No se qué decirte”. Nº 4, 2ª Ép.
[xl] Terrón Albarrán, Manuel, “Oración”. Nº 35, 1ª Ép.
[xli] Sordo, Felipe; “Reposo”. Nº 14, 2ª Ép.
[xlii] Terrón Albarrán, Manuel, “ Lluvia de abril”. Nº 2, 2ª Ép.
[xliii] Garfias, Francisco, “ Con el dolor,  a solas”. Nº 16, 2ª Ép.
[xliv] Ardoy, Pedro, “ 10”. Nº 6, 2ª Ép.
[xlv] Tejada, José Luís , “Fuga de octubre”. Nº 9, 2ª Ép.
[xlvi] Martell, Jerónimo, “ Poema del Otoño”. Nº 7, 2ª Ép.
[xlvii] Valencia, Juan, “ Octubre”. Nº 2, 2ª Ép.
[xlviii] Gala, Antonio, “ Recado”. Nº 7, 2ª Ép.
[xlix] Segovia, Tomás, “ Encarnaciones III”. Nº 19, 2ª Ép.
[l] Jiménez, Juan Ramón; “La nevada”. Nº 18, 2ª Ép.
[li] Pleguezuelo, Francisco.  June Margaret”. Nº 14, 2ª Ép.
[lii] Milla, Antonio, “ Crótalos”. Nº 6, 2ª Ép.
[liii] Jiménez, Juan Ramón, “ Con mi mitad allí”. Nº 5, 2ª Ép.
[liv] Quiñones, Fernando, “ A Percy B.Shelley”. Nº 16, 2ª Ép.
[lv] Muñoz Rojas,  José Antonio, “ Cartas a Rosa, IVs”. Nº 7, 2ª Ép.
[lvi] Pro Hesles, Serafín, “ En la Caleta”. Nº 3, 2ª Ép
[lvii] De Otero, Blas, “ Negra delgada”. Nº 16, 2ª Ép.
[lviii] Sordo, Felipe, “ La elegía de un joven poeta”. Nº 17, 2ª Ép
[lix] Murciano, Carlos. “ Abril en mi infancia”. Nº 31, 1ª Ép
[lx] Murciano, Antonio. “ Canciones para ella”. Nº 32, 1ª Ép.
[lxi] Murciano, Carlos. “ Nocturno trágico”. Nº 33, 1ª Ép
[lxii] Murciano, Carlos. “ Otoño”. Nº 38, 1ª Ép.
[lxiii] Mariscal, Julio. “ Pueblo”. Nº 32, 1ª Ép.
[lxiv] Martel, Jerónimo. “Arcos de la Frontera”. Nº 36, 1ª Ép.
[lxv] Mariscal, Montes. “ Misericordia”. Nº 19, 2ª Ép.
[lxvi] Sordo, Felipe. “ Retorno”. Nº 34, 1ª Ép.
[lxvii] Paz Pasamar, Pilar. “ Poemas de Otoño”. Nº 36, 1ª Ép.
[lxviii] Baena, Antonio Luís. “ Reja”. Nº 34, 1ª Ép.
[lxix] Mariscal, Julio. “ Poemas a Soledad XIX”. Nº 22, 2ª Ép.
[lxx] Ruiz Copete, Juan de Dios. “ Al borde de las estrellas”. Nº 16, 2ª Ép
[lxxi] Gomis, Lorenzo. “ La paz del pueblo”. Nº 11, 2ª Ép
[lxxii] Capote, Higinio. “ Viejo jardín”. Nº 24, 2ª Ép.
[lxxiii] Del Valle, Adriano “ A Rosa María, en las flores”. Nº 17, 2ª Ép.
[lxxiv] Conde,  Carmen. “ Hay tibias rosas negras”. Nº 8, 2ª Ép.
[lxxv] Alberti, Rafael. “ A Cádiz…”. Nº 22, 2ª Ép.
[lxxvi] Caballero Bonald, J.Manuel. “ La casa”. Nº 12, 2ª Ép.
[lxxvii] Jiménez, Juan Ramón. “ La acacia de Padrediós”. Nº 18, 2ª Ép.
[lxxviii] Mariscal, Julio. “ Pozo”. Nº 35, 1ª Ép.





©Francisco Basallote

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