lunes, 23 de septiembre de 2013

ARTÍCULOS. VISIÓN POÉTICA DEL PAISAJE














VISIÓN POÉTICA DEL PAISAJE



Incluimos en este concepto aquellas descripciones poéticas que, nos trasladan a una visión total, cosmogónica y absolutamente plástica del paisaje: “Mas si trepáis a  un cerro y veis el campo/ desde los picos donde habita el águila/ son tornasoles de carmín y acero/ blancos plomizos, lomas plateadas, / circuidos por montes de violeta/ con las cumbres de nieve sonrosada...”  nos dirá Antonio Machado  en sus Campos de Castilla , en los que el paisaje en torno a Soria será visto así: “¡ Colinas plateadas,/ grises alcores, cárdenas roquedas/ por donde traza el Duero/  su curva de ballesta/ en torno a Soria, oscuros encinares...!” , aunque a veces su descripción certera y absoluta sólo precise dos versos: “Soria de montes azules/ y de yermos de violeta”, de su Canciones de tierras altas. Verá  asimismo con mayor certeza telúrica, si cabe,  el paisaje andaluz: “¡ El campo andaluz, peinado/ por el sol canicular/ de loma en loma rayado/ de olivar, y de olivar !”, nos describirá en Los olivos o con toda fuerza en  A la manera de Juan de Mairena:  “Sol en los montes de Baeza. / Mágina y su nube negra. / En el Aznaitín afila/ su cuchillo la tormenta.”












Esta visión de Machado tiene su contraposición en la sencillez lírica de Juan Ramón Jiménez, cuyas descripciones  totales del paisaje  trascienden en radiantes triunfos de la tierra: “ El sol ungía el mundo de amarillo/ con sus luces  caídas; / ¡oh por los lirios áureos,/ el agua clara, tibia !”  leemos en Primavera amarilla, mientras en Jardines galantes nos dirá: “ Hay un oro dulce y triste/ en la malva de la tarde, / que da realeza a la bella/ suntuosidad de los parques.” . No es ajeno Juan Ramón a la pasión por Castilla, así en su poema Octubre , nos dice: “ Estaba yo enfrente/ del infinito campo de Castilla/ que el otoño envolvía en la amarilla/ dulzura de su claro sol poniente”.

Es Vicente Aleixandre, fundamentalmente en Sombra del Paraíso, el poeta de la Generación del 27 que con mayor intensidad  amalgama lo telúrico con el esplendor de la naturaleza, trazándonos en la frondosa  exaltación de la vida los paisajes aurorales del mundo:  “..allí cada día presenciasteis la tierra, / la luz, el calor, el sondear lentísimo/ de los rayos celestes que adivinaban las formas, que palpaban tiernamente las laderas, los valles, / los ríos con su ya brillante espada solar..”, leemos en el poema Criaturas en la aurora ,y en El río: “ Desde esta lisa tierra esteparia veo la curva/ de los dulces naranjos. Allí libre la palma, / el albérchigo, allí la vid madura, / allí el limonero que sorbe al sol su jugo agraz en la mañana virgen...”.

La profundidad del campo andaluz,  su paisaje total es a veces definido con la certeza de muy pocos versos, transidos siempre de la personal visión de Federico García Lorca. En el famoso Romance sonámbulo del Romancero Gitano  leemos: “ La higuera frota su viento/ con la lija de sus ramas, / y el monte, gato garduño, / eriza sus pitas agrias.”, en Espigas : “ El trigal se ha entregado a la muerte. / Ya las hoces cortan las espigas./ Cabecean los chopos hablando/con el alma sutil de la brisa.” , el momento posterior a esta siega , como si fuera una escena inmóvil, casi de muerte, nos lo describe en Se ha puesto el sol:  “Se ha puesto el sol. Los árboles/ Meditan como estatuas./  Ya está el trigo segado. / ¡ Qué tristeza / De las norias paradas !”.  A veces como en el Poema de la Soleá, unos versos cortos tienen la hondura absoluta del paisaje andaluz: “ Sobre el monte pelado/ un calvario. / Agua clara/ y olivos centenarios.”

La luz , el color, la vida en suma, desbordan la poesía de Rafael Alberti, para quien “Todo es belleza a mi alrededor”, y esta visión de belleza circundante se plasma en sus poemas, en los que el paisaje es elemento esencial para esa poesía de eclosión natural. En el poema “ A Federico García Loca, poeta de Granada, 1924 de su Marinero en Tierra  dirá: “ …Vega florida. Alfanges de los ríos/ tintos en sangre pura de las flores/ Adelfares. Cabañas. Praderíos…”.  En Geografía  política, describirá el paisaje de los montes de Toledo: “¡ Los Montes de Toledo , / los ojos con que sueña el Guadiana, / los sauces abren paso /  velando el frío, desvelando el miedo…” y se impregnará de naturaleza en su Carta a Horacio: “ Laureles y romeros y zarzales, / restos de mirtos, la salvaje higuera,/ raquíticos manzanos, viejos robles,/ lastimados, agónicos olivos,/ fieros castaños y el avance mudo/ de la impasible yedra mordedora…”











El gran poeta del misterio, como Lorca definió a Luis Cernuda, en su sensibilidad exacerbada y vulnerable plasma en su voz dolorida el paisaje andaluz:  “ Algunos chopos secos, llama ardida/ Levantan por el campo, como el humo / Alegre en los tejados de las casas./ Vuelve el rebaño junto al arroyo oscuro.”, leemos en Atardecer en la Catedral,  o en Urania: “ Es el bosque de plátanos, los troncos altos, lisos, / Como columnas blancas pautando el horizonte / Que el sol de mediodía asiste y dora, / Al pie del agua clara, a cuyo margen / Alientan dulcemente violetas esquivas…”,  en A un muchacho andaluz  nos describe en tres versos una preciosa imagen de Huelva:  “ …al caer de la luz por tu Conquero, Tras la colina ocre, / entre pinos antiguos de perenne alegría ”.  

Finalmente dos poetas sevillanos de la Generación del 27, Rafael Laffón y Joaquín Romero Murube,   nos describen   paisajes  de la tierra con la concisa exactitud de sus versos. En Es una novia Sevilla,  Rafael Laffón  dice: “De una banda, grana el trigo, / de otra banda, el olivar; / detrás se empina la sierra/ con tocas de madroñal.”, y en Canción con ella , Joaquín Romero Murube escribe: “ Los olivos, dulcemente, / subían collados mansos/ hacia invisibles contornos/ de soledades y pájaros.” .

F.Basallote

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