domingo, 30 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Poética del caminante.



POETICA DEL CAMINANTE








Desde los albores de la humanidad la literatura está llena de viajeros que no dejan de buscarse a sí mismo en la manifestación del mundo que hallan. Desde el Poema de Gilgamesh, hasta el Ulises de Joyce pasando por la Odisea o la Eneida,  el Libro de las maravillas de Marco Polo,  la Divina Comedia, o el Quijote, el universo poético no es sino un continuo sendero por donde el poeta –es decir el hombre- ejerce la inacabable tarea de intentar encontrarse.


Mas, ese sendero no conduce a certezas, sino al mismo corazón del hombre, ya Basho, el poeta japonés conmovido por el paisaje de Shirakawa, escribió: “Imposible pasar por ahí sin que fuese tocada mi alma”. O sea, es imposible tocar las viejas piedras de las ciudades sin impregnarse de emociones, hasta el punto de que el viajero llegue a decir con Antonio Machado: “ni sé si voy conmigo a solas viajando”, es decir, me acompaña la emoción continua del camino.  Así dice Alberto Silva: “Un camino, antes que nada, son personas que caminan”, lo que nos hace volver a Machado recordando que “el camino se hace al andar.”


Cuando el poeta se hace caminante no hace sino profundizar en su misión, en el destino de la búsqueda de si mismo y del deslumbramiento en el espejo del mundo donde, de pronto, se ve reflejado en el asombro constante, en la iluminación de su poesía. Y hemos acompañado a algunos en su camino, descubriendo con ellos esos misterios tan sólo perceptibles por los ojos del alma.


Martín Lucía, (Sevilla, 1976), dirá en   Los desperfectos, (Ediciones La Huída. Sevilla, 2009): “Los poetas nos dirigimos al centro de la Tierra. / Caminamos presurosos entre versos labrados. / Y soñamos…/siempre hemos sido sueños antes que hombres.” Y ese viaje bajo la tierra está presente en  De Ida y Vuelta (Editorial Difácil. Valladolid. 2009), en el que Sara Herrera (Jerez de la Frontera, 1980)   transforma el viaje  subterráneo en la línea seis del metro de París que se inicia en la Place de Nation y termina en L´Etoile en un hermoso monólogo en el que el metro parece abandonar su itinerario habitual para adentrarse en un recorrido interior. No podemos desechar el simbolismo de este trayecto, iniciado en un sitio histórico de la Revolución que aún habla de muerte y que termina en el sitio en que el esplendor de la vida se manifiesta en plenitud.  .”.En este trayecto desde la muerte cuenta que “La historia sucede en un asiento viejo ocupado por un cadáver/ que lleva bastón y gafas retro…”, y bajo Montparnasse recordará a “Chagall, Soutine, Miró, Kandinsky, Picasso…”, vivos en su arte, para decir al final del trayecto que “…queda la luz, siempre, donde vayamos.” Es como una inversión del destino, de la muerte a la luz…


Con la agilidad  de ese “…antílope algo menor que un corzo…”,  Cristian Law,
 ( Madrid, 1973), recorre en Algo menor que el corzo,(Pre-Textos, 2009), ensimismado en la contemplación de la naturaleza que en algunos momentos se hace paisaje detenido en la mirada del espacio extenso de los parajes exóticos de un mundo en el que “...las gacelas/ ya sueñan con bandadas de alas libres…” , “cae la nieve islandesa de los nimbos de enero…”  o navega “ sobre el azul mestizo de unas aguas/ donde el mundo / se convierte en estela.”  Y es en esa estela donde se hace poema ese círculo que comienza  en el instante en que cae la tarde, el poeta se detiene en la visión mágica de un cielo rasgado por el paso de las aves que emigran: “Con cuanto afán se pierden las bandadas/ y sólo es el invierno lo que huyen.”, o ese “Azogue amotinado en raso negro/…/ La nada inmune, infatigable, tienta/la golondrina, el pájaro incendiario.  Se hace asimismo  canto a la naturaleza Escrito en la tierra, Ediciones Vitrubio. Madrid,  de Francisco Mena Cantero (Ciudad Real, 1934), Tierra en la que “Las aves –totovías, / alondras, estorninos, / alcaudones, zorzales…/…tienden su canto azul sobre la siembra y el mundo es diferente…”/ .Un mundo luminoso en el que “El espacio/ parece que se incendia/ forjándose en la luz…”


La búsqueda, a veces, en los caminos de la urbe se hace rutina, así en Deambulaciones, Ediciones En Huida. Sevilla, 2010,  Fran Nuño (Bilbao, 1973)    reflexiona sobre la ausencia, la soledad y la impersonalidad de la urbe.  Dirá que prefiere pasear por una ciudad desconocida porque “Quizá de esa manera/ llegue también/ a tu encuentro/ en la ciudad/ de mi propia vida.”, y  hasta cierto punto conforme con su destino dirá: “Pero la ausencia, / sin más, / acaba diluyéndose en nuestra rutina…”


. En cierto modo hay quien retorna como Rafael Suárez Plácido ( Sevilla, 1965) en  El descubrimiento del Bósforo, Diputación de Huelva,2008 , con el sabor acre de quien viene de regreso de la búsqueda de la Quimera, desde islas lejanas en las como punto de partida de un viaje iniciático hacia los terrenos desconocidos de la propia consciencia que suele terminar ,como siempre, en la soledad : “ Hay una isla-lejos/ más allá de donde suenan/ los cuernos de Avalon-/ donde nos reunimos para danzar /los que sabemos de Aklan.”. Hay una oculta sabiduría compartida tan sólo por los iniciados en esta búsqueda… Para los que siempre queda la voz de quien incide en la solidaridad de los caminantes y llama “…bienaventurados los errantes, / los que viajan sin mapa, sin destino, / los que aman sin urgir el estertor,…”como hace en la tercera parte de  Compañero enemigo, Libros de la herida. (Sevilla, 2007), Juan Antonio Bermúdez. Y es que en la búsqueda del poeta, cuentan sobre todo los senderos interiores, donde de verdad  encontrará la luz.



©F.Basallote









sábado, 29 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Una poesía del paisaje.


UNA POÉTICA DEL PAISAJE










Según Julián Marías, fueron los hombres de la  Generación del 98 los que inventaran el paisaje español, correspondiendo sin duda a  Antonio Machado el primer lugar en la tarea de impregnar de sentimiento la impasibilidad material del paisaje. Azorín en su análisis de Campos de Castilla dice: “La característica de Machado(...) es la objetivación del poeta en el paisaje que describe(...) Hace tres siglos un poeta contemplaba el paisaje y lo describía impersonalmente...Ahora no, paisaje y sentimientos son una misma cosa; el poeta se traslada al objeto descripto, y en la manera de describirlo nos da su propio espíritu”.

Esta interrelación paisaje-poeta, es frecuente en la poesía actual, así en relación con el poemario de Antonio Cabrera “Piedras al agua” dice el crítico Ángel L. Prieto de Paula, que su poesía “recorre los diferentes ámbitos de la naturaleza; pero, frente a lo que podía entenderse en la literatura dieciochesca como una poesía de la naturaleza en función de sus temas, la de este autor importa menos por los motivos que por mostrarnos con asombrosa precisión el hilo de la reflexión horadando la realidad.”
es decir, paisaje y sentimiento son una misma cosa.


El paisaje no deja de ser una  manifestación del mundo capaz de penetrar en el interior del poeta, así en el citado “Piedras al agua” dirá  “La urna donde pienso, por la que caminaba,/ la ha quebrado el silbido del pinzón…”  y se detiene en la belleza del  paisaje: “ El verde es vertical y muy oscuro/ en los chopos, reniega de los brillos,/ es linde en el azul. Y este hacerse parte de su profundo sentimiento a veces deviene en nostalgias y otras en exaltación.  En 'Heredad, seguido de Cartas de Enero' , Juana Castro revive el paisaje otoñal  de su querida tierra de los Pedroches : “…Una brazada larga de flores en un cuento/ y ya no me cabía/ tanta luz en las manos…”  en una evocación que es asimismo de un estado espiritual de iluminación, mientras que en "Orillas del silencio" de Rafael Cantizano el lirismo se expande como un cántico final a un mundo que “Deshaciéndose en rosa/ se acerca la nube al sol/ para no perderlo.”


A veces el paisaje cantado no es global, desciende a formas particulares, fracciones de su universo: el mar, la noche, lugares, el día…Paloma Fernández Gomá.  en su poemario Acercando orillas,  canta las dos orillas del  Estrecho, el norte de África y el sur de España ,en las que una misma cultura ha sido lazo común  y en ese protagonista del Estrecho, cantará el agua que separa y que une: “ hasta dejar cuencas de efluvio/ sobre las dos orillas arcanas y en cercanía…”  , el agua que es rito  “ que yace en silencio en el seno de nuestros días” . El mar, esencial en la poesía del canario José Carlos Cataño , que en su libro “Lugares que fueron tu rostro” tiene un espacio en el que el poeta se identifica con ese ámbito natural, el mar, “Con sed de transparencia, el mar a oscuras/ Latiendo en otra parte…”.,


El paisaje de los lugares, de las ciudades, es otra parte importante de esta poética. En el citado libro “Acercando orillas” , Paloma Fernández Gomá, nos hablará de las ciudades en lenguaje de luz y sensaciones: Así Fez , donde  “Todo el aroma del mirto/ fue habitado por el extenso cielo…”; Larache, “Desde el café Central la plaza de España/ se abre a todas las miradas y se entona / la melodía del recuerdo…”,y al mismo tiempo visión de Al-Andalus,: “ …Ojivas y alabastro de Oriente, la luz desmembrada por los plateros/ asomando sobre las tapias de los cármenes/…” . Esos lugares de la Historia, son universales, así  el poeta leonés Luís Artigue en su obra “Los lugares intactos” definirá su visión desde las alturas del Duomo de Florencia: “…El  trémulo/ entramado de nubes. / La villa inmortal enardecida con cierta luz de ficción/ que han tomado prestada a crédito los cuadros del Cinquecento.”,  mientras que en otros poetas es presente el paisaje austero, elemental y a la vez esencial de los lugares de la infancia: 
El poeta Miguel Martinón , uno de sus más dignos representantes de la denominada poesía esencialista canaria nos canta en “Desde este otoño” la emoción de volver  “…a palpar la piedra de los muros,/las hojas ásperas/en los cañaverales…”, y esos muros luminosos son descritos en “ Las olas y los años” por Carlos Clementson: “La vieja cal de un muro/ herida por la luz…”


El paisaje cambia durante el día, por eso es cantado en sus distintos estadios: el amanecer  será cantado por Miguel Martinón: “..En el patio amanece el sauce/ que se obstina en su ser…”, “Se afila ya la luz y penetra callada”. José Carlos Catano dirá: “…Otro amanecer, la cabaña/ Entre los sombríos redobles/ del viento…” , “El mundo se deshace en nubes...”, y otro canario, Coriolano González nos dirá en “Otra orilla” :“ Un amanecer azul cuajado de nubes rosas…// Un mar estival turquesa y tibio..//”.
La tarde, en su  contemplación  en el Anfiteatro: “Es con el sol de la tarde ya inclinado/ cuando la vestidura gris del Coliseo/ asume la pátina de la historia…” es cantada en “Itálica y otros poemas” por Francisco Vélez Nieto. Mientras, en Orillas del silencio"  Rafael Cantizano, dirá:·” En la tarde de otoño,/ lejos del olor a membrillos,/ el cielo rojo de granadas,/ embriagado por la paz del cantil…  El crepúsculo con todo su misterio, por José Carlos Catano, en “Lugares que fueron tu rostro” : “ El crepúsculo de plata vira al oro,/Vira al polvo de oro,/ El oro al violeta…”.y el crepúsculo en el pueblo blanco en “Todo es para siempre” de Pedro Sevilla :”Crepúsculo de agosto./ La tarde cae en el huerto/ demorando su oro en los rosales,/en la bíblica higuera, en los dulces planetas del membrillo…” 


Cerca de Nagoya, en la llanura de Nobi, los ríos Kiso, Nagara e Ibi, se unen en el parque Kiso de los Tres Ríos, constituyendo un paisaje donde el tiempo se detiene en la propia contemplación de su quietud.   A esa confluencia nos conduce Ventura Camacho, (Barcelona ,1975) con “Los tres ríos de Kiso” esta hermosa pieza lírica, impregnada de toda la sabiduría japonesa  que en este breve poemario –nueve intensos poemas- se manifiesta en su auténtica realidad.  “Todo lo que éramos/ lo dejamos frente a los tres ríos de Kiso/.../ Aprendíamos/ el noble arte de la elección/ y sus afluentes/…” dirá en el poema que abre el libro como  una afirmación clara de sus senderos por el amor a un mundo en el que la realidad está hecha de sencillez y humildad, como la rama de sauce batida por la lluvia de Bashoo, que de alguna manera está oculto en el asombro por el esplendor de la naturaleza y su transcurso sereno y sosegado.






La noche en “Centinelas del sueño” de Francisco Acuyo  quien nos introduce en el ritmo de la eternidad que se transparenta en los velos insinuados de la Vía Láctea y en el canto de la inmensa oscuridad sin fin en un derroche desbordado de hermosas y escogidas palabras, léxico embriagador que nos eleva a los altos círculos de una música astral: “Se derrama orificia y pedrería, cohorte de diamantes, de zafiros, de rubíes, de gemas bien guardadas en hórreos engastados de brillantes. Sobre el eco encarnado de la noche, paño de rica púrpura se cala todavía en rosas, círculos, los ángeles, el furor remoto de los astros…”

Un breve catálogo de poetas que en el paisaje encuentran el instrumento de expresión de su sentimiento emocionado.

©F.Basallote





Textos:
Antonio Cabrera,”Piedras al agua”. Tusquets. Barcelona,2010
Juana Castro, 'Heredad, seguido de Cartas de Enero'”.Fund.Lara. Sevilla, 2010
Paloma Fernández Gomá.,”Acercando orillas”.Fund.Dos Orillas. Cádiz, 2008
Luís Artigue, “Los lugares intactos” PreTextos.Valencia,2009
Miguel Martinón, “Desde este otoño”. Ed.La Palma. Madrid,2008
Carlos Clementson , “ Las olas y los años”. Ed.La Palma. Madrid,2008
Coriolano González,“Otra orilla”.Baile del Sol. Tenerife,2008
Francisco Vélez Nieto, “Itálica y otros poemas”. Nuño Ed.Sevilla,2009
Pedro Sevilla, Todo es para siempre”. Renacimiento. Sevilla, 2009
Rafael Cantizano  Orillas del silencio" .Almuzara. Córdoba, 2009
José Carlos Catano, “Lugares que fueron tu rostro”. Bruguera. Barcelona,2008
Ventura Camacho. "Los tres ríos de Kiso".Alea Blanca, Granada. 2010
Francisco Acuyo  Centinelas del sueño” .EDA.Benalmádena, 2008


viernes, 28 de junio de 2013

NOTICIAS DEL BLOG



NOTICIAS DEL BLOG

Hoy el blog es noticia .

Durante el día de hoy, 28/06/2013, hemos  alcanzado el número de 5000 visitantes, lo que supone para nosotros una gran alegría al mismo tiempo que un estímulo para mejorar nuestra propuesta de acercamiento a la poesía  y su difusión .


PROCEDENCIA DE NUESTROS VISITANTES

Es importante destacar la procedencia de los visitantes de nuestras páginas ::,

Paises de origen de los visitantes

España
Estados Unidos
Rusia
Alemania
Colombia
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 Reino Unido
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Venezuela
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Costa Rica

El mayor número de visitantes proviene de los siguientes países:

España …………………2570
Estados Unidos……  ….. 785
Rusia……………………316
Alemania……………   ….292
Colombia…………… …  229
 México…………………  155
Argentina…………………..56
República Dominicana….     40
Reino Unido…………  …....38

ENTRADAS CON MÁS VISITAS


Las páginas más visitadas han sido las siguientes:

RESEÑAS I- POETAS ANDALUCES. Raquel Rico, “Resplandor·”
publicada el 23/2/2013  con 174visitas.
RESEÑAS I- POETAS ANDALUCES. Rosario Troncoso, “El eje imaginario”,
publicada el 25/2/2013 , con 94 visitas.
RESEÑAS II – POETAS HISPANOAMERICANOS.
“Puerto calcinado” el 17/3/2013, con 86 visitas
RESEÑAS I- POETAS ANDALUCES. Josefa Parra
“Materia combustible” , el 15/06/2013, con 82 visitas
RESEÑAS II – POETAS HISPANOAMERICANOS.
Miguel Ángel Zapata, “Fragmentos de una manzana y otros poetas” , el 15/3/2013, con 65 visitas.
 RESEÑAS II – POETAS HISPANOAMERICANOS. J.Emilio Pacheco,”Contraelegía”,
publicada el 7/03/2013, con 57 visitas
LA PREMONICIÓN DE  JAVIER EGEA. Artículo de F.Basallote,
publicado el 1/01/ 2013, con 57 visitas







ARTÍCULOS. Una poética de la desolación.




UNA POÉTICA DE LA DESOLACIÓN


















Siendo tanto como el amor, su contrario, el desamor  coordenada principal de la poesía,  en cualquiera de sus manifestaciones: Ausencia, aflicción, angustia, desconsuelo, soledad… en cualquiera de las formas de la desolación, existe una numerosa y rica poética de ese estado anímico que tanto ha enriquecido nuestra  literatura , con hitos deslumbrantes como Juan de la Cruz, Becquer, Gabriela Mistral, o Alejandra Pizarnik, nos acercamos  a cuatro poetas que en sus obras recientes manifiestan con desbordada riqueza una poética de la desolación. Hablamos de Inés María Guzmán y su obra, Acto segundo, escena cuarta: Mujer sola;  de María Sanz y su poemario "Hypnos en la ventana";  de Lola Crespo y su obra “Gramática malva” y de Inmaculada Moreno,  en “Igual que lava oscura.

En , Acto segundo, escena cuarta: Mujer sola, Inés María Guzmán va desvelando un proceso personal de transformación que culmina en la aceptación positiva de una enriquecedora soledad: “ …Me decanto/ por esta soledad: soledad llena.” dirá de si misma, llegando a decir : “ Hoy regreso a la ausencia, al mar de soledades/ -todo calla- la casa es un templo vacío…” , preguntándose por un tiempo pasado, por sus parámetros perdidos : “…¿Dónde están escondidos los valores de entonces?” , que se convierten en tristeza: “ Mi tristeza se duerme con el verso que escribo,…”, “Una sombra ceñida a mi cintura…”,  hecha de recuerdos y nostalgia: “¿Quién eres tú, memoria que me acosa/ y me incita a vararme en cada playa?”, “Un halo de nostalgia entre los muebles./ Historias que resuenan todavía/ …”. Siendo patente la desolación que provoca la ausencia.

Maria Sanz a quien J. Antonio Ramírez Lozano define como “como interlocutora única de sus soledades.”nos  plantea en “Hypnos en la ventana” su verdad existencial:  una trayectoria de soledad e introspección que ha ido evolucionando concéntricamente desde un mundo íntimo y cercano a un universo amplio y difuso que le permite ser espejo de sus propias soledades. “Hypnos está cerrando la ventana invisible/ en cuya transparencia no caben realidades./Ahora me pregunto, después de este vacío,/ cómo sobrevivir a tanto sueño inútil.” ¿Escepticismo? Hasta cierto punto si, ya que para la poeta todo es un espejismo, una falacia  “ Nunca será verdad esta alegría/ este rondel de pájaros al alba,…” , para llegar a lamentarse : “ Qué lástima de noche solitaria,/ de lienzos apagados sobre el cuerpo…” “…/…/ Quise coger estrellas/ del pozo de su cuerpo/ pero no me fue dado/ caer en él…” Pero hay un espacio para la serenidad y la meditación, que por breve no deja de ser una isla en la desolación, , aunque venga cargada de designios y trazos de oscuridad : “…Qué difícil/ habitar el amor y darse cuenta/ de que todo es producto del vacío.”

En   Gramática Malva, nos presenta Lola Crespo  un tiempo desolado en el que el amor y el desamor trenzan las horas en el vacío de un espacio inexistente, “Éramos amantes sin espacio…/amantes sin rincón,/ a veces hasta sin labio./…”,  y en el que los colores forman un paisaje de códigos aprehendidos para la interpretación de la nostalgia: “Mientras me enciendes un fósforo/ yo te pienso más allá de los azules,/ justo en el momento malva/ en el que,/ uno tras otro, /todos mis huesos/ fueron vocales de humo.”    tiempo de tinieblas, donde la luz es una lejana referencia de la memoria: “Eras la luz en los ojos…”, tiempo de confusión en el que “Cuando empleo la palabra médula/ yo sé bien de lo que estoy hablando:/De jardines oxidados…”, lejos ya el tiempo de los colores  exaltados llega a decir, con un toque de amargura: “El mundo es un inmenso Ebay/ en una puja permanente,/ un mundo de usar y tirar/…”. En la parte final vuelve a la memoria de su derrotero, encontrando los fallos de sus cartas marinas. “Nuestros portulanos/ desechaban las costas ajenas/ y nuestras cartas de navegación/ estaban llenas de lagunas./…”

Inmaculada Moreno nos muestra en Igual que lava oscura una profunda inmersión en los cráteres de la existencia, en los que la soledad es el magma primigenio que cristaliza en el miedo, el dolor, la angustia del ser .Tan recurrente tema de la soledad en la poesía se manifiesta en este poemario de una forma absoluta, definitoria, irremediablemente presente en todas sus manifestaciones. Ya la autora en cierta ocasión manifestó que “La poesía es un intento desesperado de romper la soledad” y no cabe duda que de esa lucha existencial surge una poética, como de quien se detiene en demostrarse a si mismo que en ese desasimiento está el germen de la propia salvación. Aunque el tiempo escriba en el poema la decepción: “La vida no es tan bella/ como nos auguraban los sueños de la infancia…” y que “Una historia se acaba, / una edad, una casa, una manera/ de contemplar el mundo…”

Asunción de la soledad, el tiempo como cómplice de las aflicciones, rebelión ante la angustia , en suma una poesía desolada en cuatro matices que no hacen sino manifestar la constancia de los parámetros cardinales de la poesía, en suma las coordenadas permanentes de la existencia del hombre.


©F.Basallote





jueves, 27 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Los lugares intactos.



LOS LUGARES INTACTOS









Cuando hablamos de poesía de la memoria amalgamos en el mismo concepto los ámbitos espaciales y los temporales del suceso recordado, cumpliéndose  en ello paradójicamente la Teoría de la Relatividad, y en concreto la definición espacio-tiempo que recoge la noción de que el espacio y el tiempo ya no pueden ser consideradas entidades independientes o absolutas. Y en realidad así sucede generalmente en el poema, en la emoción recordada que aunque esté producida por el recuerdo de un instante o al revés, de un lugar, arrastra irremediablemente consigo al otro parámetro.

Sin embargo eso no se produce siempre y, salvo en la poesía intensamente intimista, prevalece en el recuerdo la presencia de los lugares donde se cobija la emoción. Dice Juan Carlos Mestre: “Siempre se regresa al paraíso perdido. Lo cierto es que uno vuelve al territorio de la infancia, a los “loci memoria”, a los lugares de la memoria. Son los espacios donde tuvo uno por primera vez conciencia de la palabra árbol, de la palabra río; donde vio por primera vez una mariposa, un relámpago…”   Y Borges dirá: “Se que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío …  No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.”. Es decir se canta lo que se pierde, pero esas pérdidas tienen un espacio…Todo paraíso estuvo ubicado en ese ámbito físico de la dicha. Tomás Segovia escribe en sus Diarios: “Cuando evoco alguna época mía, tengo la sensación de que esa época no está en el tiempo, sino en el espacio…”.


Cuando Juan Cobos Wilkins dice en Biografía impura: Un niño mira sombras en la pared. Ignora/ aún qué es sombra…/…/ Es su relámpago, el inicio de su memoria/…” está definiendo el proceso de transformación de un fenómeno que se produce en el espacio en la raíz emocional de la memoria. Cuando Coriolano González  en el poema de Códice de la ciudad  de su libro  Otra orilla (2004-2007), se pregunta: “¿Dónde aquel banco en el que fui besado/ por vez primera/ y el tiempo se detuvo?, ¿Dónde están aquellas plataneras/ que desbordaban de luz y olor/ la travesía por el barranco…”, no hace sino reconstruir esas emociones sobre la planta real del espacio recordado.  Y si Víctor Jiménez en El tiempo entre los labios  desciende a la memoria lo hace al espacio ineludible de sus emociones: “Puente aquel de San Bernardo,/todavía pasa el tren/ de mi infancia por debajo.”. A veces el espacio, el “loci memori”, es la propia carne, la inmediatez de la emoción es tan profunda que la memoria tiene argumentos para su recuerdo:“ La piel tiene memoria. Cada rayo/ de sol, cada caricia, cada brizna/…/ Piel con piel, en la tuya/ redescubro esas páginas / que el terco tiempo escribe/…/”dice en Intermedio Juan Lamillar.


La mirada del poeta hacia el pasado no es hacia algo perdido, ya que permanece en el corazón, emoción reconocida en el sueño de un mar, en las imágenes recobradas de una luz que viene de nuevo desde un cielo topacio, desde unas nubes, desde las montañas lejanas en los húmedos alisios, una vida que se hace dolor y presencia. : “Soy poeta de la distancia. Escribo hacia el pasado. Miro a mis islas desde ese mito inaprensible, desde esa inaccesibilidad que trastoca mi alma…”  dirá el poeta canario José Carlos Cataño en Lugares que fueron tu rostro.  Y el tangible lamento del muecín le devuelve  a Encarna León en Lluvia de Aljófar unos espacios de la tierra que la memoria aviva: “El  muecín me trae otras tibiezas calmas/ de amigos que se fueron,/ amantes, ellos, de minaretes/ acequias, escarcha y palacios. De jardines de té, de hierbabuena/…”.

En el recuerdo de lo inmediato, de los lugares donde se estructura la memoria de la sensibilidad, es bastante frecuente y además es el primer estadio en la elaboración de esa emoción que permanecerá para siempre en el poema, al margen de que cohabite con el recuerdo del tiempo; pero el tiempo pasa, quedan intactos los lugares de la memoria…


©F.Basallote



miércoles, 26 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Tiempo de ceniza




TIEMPO DE CENIZA








El tema de la destrucción, la ceniza y la muerte ha sido un recurso común en la historia de la poesía. Desde aquellos extraños libros del medioevo, los llamados Danzas de la muerte,- en los que había una desesperada llamada a ese tiempo de ceniza que precede a todo fin-, al Dies irae del franciscano Tomás de Celano, a la poesía de Paul Celan y su invocación de la ceniza, pasando por poetas como Alejandra Pizarnik : “En mis huesos la noche tatuada/ la noche y la nada…” o Antonio Gamoneda : “ ..la desaparición envuelve la ceniza de mi rostro…”, la inminencia de la destrucción ha levantado en el poeta el grito unánime de salvación.

En Cineraria, (Amargord, 2008),  Juan Soros (Santiago de Chile, 1975) nos sitúa en el día en que los siglos se reduzcan a cenizas, con un lacerante y extremo gemido de desesperación que hacen de este poemario un importante hito en el panorama poético actual en el que instala su desolación con una evidente fuerza que sólo surge del centro mismo del fuego de la verdadera poesía. En este poemario, la palabra es el residuo de todo lo que ardió, la ceniza aún incandescente de una lengua de fuego destructora: “Asediado por la muerte/ el silencio está en llamas..”, “Cegado por la noche, sólo/ me resta tu sombra/ en cenizas…”, “ Me golpeaste con tu cayado, /pero de mi roca/ solo pudo brotar ceniza…”, “…este es mi holocausto de cenizas.”, un destino en la destrucción : “Tierra del abismo de tus tinieblas/ es la ceniza a la que regreso.”

Rubén Martín (Granada, 1980) más en la línea del “malditismo”, en Radiografía del temblor (Renacimiento, 2007) dice: “…Ven,/entra conmigo en el desgarro; acuéstate sin miedo en la ceniza/ de todo cuanto pueda suceder…” .En Locos de Altar (Alea Blanca, 2010) escribe: “…en la proximidad del tacto y del presente, antes que se disuelvan en ausencia de futuro o de pasado, ahora que los muertos resucitan moribundos

Desde su contundencia experimental, enriquecida de matices semánticos en los que la palabra adquiere a veces una consistencia de antigua rabia, escribe José Manuel Prado-Antúnez (Baracaldo, 1963) en Perdurablemente Anfetamínico (Ed. Gran Vía, Burgos.2009), un poemario en el que profundiza sus constantes poéticas con una acentuación de las fuerzas que enriquecen las raíces de su poesía. “Te derramé salitre en la frente...”, “...Marchita tierra, ombligo estéril,”, “Salitre y sangre, muere la ola y yo nazco/ de un ojo mustio,…”, poeta vivo, que en su dolor arrastra la grandeza de su herida y la enseña absoluta de la verdad: “Vomitaré escorpiones a la herida/ en una oblicua agonía…”

Ha escrito Sandro Luna (L´Hospitalet de Llobregat, 1978) un libro  ¿Estamos todos muertos? (Pre Textos, 2010) que trata de modo casi exclusivo sobre la muerte y un sentimiento de pérdida en el que está presente el rito exequial, el escenario de la muerte, ese tiempo muerto en el que tanto las flores como los cantos son el trampantojo  que quiere disimular la certeza final: “Recogí pétalos del suelo/ y al juntarme en su piel me fui sumando, con mis cuatro cadáveres de lirios…” , “…Ahora dos crisantemos se descuelgan/ del menudo racimo de una lágrima.”, “ Le llevan las canéforas/ sus elevadas flores, todo vuela alrededor del muerto.”, hasta tal punto de ofrecerse como alternativa a Caronte:  “Caronte tiene sueño, está cansado,/ ponedle la moneda hoy al barquero / y ya la llevo yo su barca mía…”.

Actuales y contemporáneos danzantes de la muerte en la ceniza de estos poemas, frutos de la emoción creadora  en la voz de estos poetas emerge un transfondo antropológico y social importante. ¿Estamos todos muertos? se pregunta Sandro Luna, y persistiendo en el contenido de la pregunta y en el análisis posterior ¿no habremos llegado a un punto donde la ceniza sea lo único importante que nos queda…?

F.Basallote

martes, 25 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Sombra de la memoria



SOMBRA  DE LA MEMORIA









Una vez más el retorno, el recurso a la memoria como instrumento esencial de una poética, como uno de los pilares sobre los que descansa la bóveda lírica. Quizás el más importante, pues qué es la poesía erótica sino el recuerdo de un gozo, elegía al fin y al cabo, y acaso la poesía en todas sus manifestaciones no está soportada en el recuerdo de las emociones que conmovieron al poeta.  Para Juan Gelman:“La poesía es memoria de la sombra de la memoria” y  Borges , el cantor del paraíso perdido, dirá: “somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”  .

Mencionaremos a tres poetas que en sus más recientes obras recurren a la memoria: Tomás Segovia, Carlos Clementson y Francisco Mena Cantero. Tomás Segovia, (Valencia ,1927)  ha sido una  figura fundamental de la poesía de México adonde llegó exiliado con nueve años y donde vivió hasta 1985 que retornó a España.).Su última obra es Aluvial (Poemas 2007-2008), editada por Pre Textos. En una de sus cinco partes Volverse a mirar hay como un retorno al pasado, llegando con toda su fuerza vivencias, tiempos y espacios gozosos y doloridos, así dirá “La evocación es siempre turbadora…”, y al recordar la infancia: “Inaplacable infancia/…/ Pero cierto también/ que no me he consolado nunca/ De aquellos días frente al precipicio/ En los que fui eterno…”. Tiempo  de dichas: “Hubo un tiempo en el que el tiempo nos trataba/ Como a las bienaventuradas criaturas/ Que él mismo había criado…”, aunque en el fondo: “Lo que quisiera yo no es acordarme/ Es colgarme apoyarme aferrarme abrazarme/ Sentarme encima de las viejas horas…/”, para .que de nuevo aquello que pasó se detenga en ese espacio de la memoria…

Ediciones La Palma en su Colección Retorno nos ofrece una edición actualizada de Las olas y los años .Antología poética (1964-1984) de Carlos Clementson,(Córdoba, 1944) . Es volver a oír al poeta evocar aquello que le fue segado  “Pues tu me diste todo lo que era tuyo: el viento/ sonando en los olivos…” por lo que “…Nunca fui de tu mano; nunca te enseñé el mundo.”Elegía que brota ante la propia imagen “ ... me miro ante el espejo/ mientras me peino, absorto,/ y en el cristal distingo aquel fulgor caoba/ como una llamarada, mansa ya por el tiempo,/ del pelo de mi madre..”  a la vez  que  encomienda “…mis años/ -la flor de mi memoria-/ al fervor soterrado/ de unos pocos momentos verdaderos.” entre ellos: “..el ruiseñor cantando del Huerto de la Rueda,…”, “…el suave tacto madre/ de la piel de la noche…” “…viejos exvotos/ de un culto sin objeto…”, “ ..de todo lo cual queda, como imborrable seña/ de identidad/ un poco de ceniza/ al borde de los párpados…” evocando, - siempre la evocación  el retorno sumergido en el deseo inmanente de permanecer- , “..hasta con fe/ y sin resentimiento/ quizá con una tibia melancolía en la voz,/ esos días azules y este sol de la infancia..”, en su extraordinario poema Las olas y los años que da nombre al libro retornado.

En Escrito en tierra,(Ediciones Vitrubio),  de Francisco Mena Cantero (Ciudad Real, 1934), hay una preponderancia de la memoria, lo vivido de pronto exultante en la luz, en la misma luz donde surgió la fuente primera, el gozo y el dolor de la tierra y en ese retorno a lo elemental que trasciende de la elegía. Tiene el libro dos partes, en las que el poeta modula y fracciona su nostalgia, como escalando el tiempo de su canto en dos escenarios unidos en la emoción pero graduados en la intensidad .En la Primera Parte, volcada al espectáculo de la Naturaleza en la que ese retorno a la tierra culmina en el poema Elogio del campo, en el que  dice: “Aquí las cosas/ poseen nombre propio: / árbol el árbol, luz/ la enorme claridad como enceguece; / o montaña, el latido distante de la tierra; / y amor esto de del hombre/ de consumirse en otra vida./ Aquí la eternidad se agranda…” , en intensa emoción y goce . La segunda parte, es la vuelta a las vivencias primeras: el pueblo, la casa, el paisaje , a los que regresa el poeta en la misma memoria que a veces se hace lacerante: “ Diría / que soy  un barco a la deriva/ un espectro en las calles de este pueblo…”, con una dificultad para identificar emociones pasadas : “ Ando por esta casa y no me encuentro…” , como no encuentra el tiempo que se fue: “ Hoy el tiempo no está./ Se ha acurrucado en el reloj/ y se esconde en la esquina de la luz…/”, mas el poeta necesita “… asirse/ a la fugacidad del tiempo, / a las míseras cosas que se dicen/ cuando uno está sentado/ al borde del camino…” y de alguna manera reconocer que “ Recordar es un goce que restaña/ las crueles heridas de los días…”

Tres poetas que vienen de distintas lides poéticas, de distintas concepciones del canto; pero que unifican la voz acudiendo a la luz ineludible de la memoria, la segunda y única vivencia del gozo y del dolor.  

F.Basallote




lunes, 24 de junio de 2013

ARTÍCULOS. Maj Sjöwall y Per Wahlöö, los padres de la novela negra nórdica.




Maj Sjöwall y Per Wahlöö, los padres de la novela negra nórdica







Desde Henning Mankell hasta Ian Rankin, la novela negra europea bebe de un único origen: Maj Sjöwall y Per Wahlöö”. Tal es el contundente diagnóstico del novelista noruego Jo Nesbø, y resultará difícil discutírselo, siendo él un notable exponente de este género, y contando como contamos con el testimonio del propio Mankell. Rememorando su lejana y casi adolescente experiencia lectora En efecto, el lector de Mankell que lo sea además de Sjöwall y Wahlöö, encontrará no pocas semejanzas entre el carácter, las circunstancias y la mirada de Martin Beck, el inspector de la policía de Estocolmo que protagoniza las novelas de la pareja, y ese sombrío y depresivo Wallander que desde su puesto en la policía de la pequeña ciudad de Ystad se asoma a los abismos del alma humana y a las fallas de la sociedad sueca.
No cabe duda que la extraordinaria difusión de la trilogía de novelas policíacas Millennium, formada por Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire , obra póstuma del periodista y escritor sueco Stieg Larsson (Skelleftehamn, 1954 - Estocolmo 2004) ha sido decisivo para la publicidad y el conocimiento de la novela  negra sueca, que durante las dos últimas décadas ha estado centrada en las novelas de Henning Mankell – la primera de ellas Asesinos sin rostro, de 1991-  y especialmente en su protagonista el inspector de policía Kurt Wallander,  un personaje repleto de humanidad y de sensibilidad , que lo mismo que resuelve el más complicado asesinato se vuelve a sí mismo para quejarse de su destino y pensar que debe jubilarse para dar paso a una sociedad posmoderna que lo avasalla y que parece ya no entender.
Estos éxitos no son sino la referencia universal de una literatura que con nombres como Asa Larsson, cuyas novelas Aurora Boreal y Sangre derramada, han obtenido sendos premios como mejor Novela Negra Sueca ; Jens Lapidus, con la Trilogia Negra de Estocolmo, Arne Dahl  seudónimo de Jan Arnald, autor de una serie denominada Misterio,  y la última revelación: Camilla Lamberg, cuya Princesa de hielo fue un éxito de ventas con millones de libros vendidos. Una generación de novelistas que han conseguido dar un giro a la novela policiaca, convirtiéndola además en novela social, descriptiva de la problemática de la sociedad posmoderna de la que Wallander, tanto se queja.
Está claro que este “boom” literario, no es sino la consecuencia de un trabajo callado en el mundo de la creación literaria originado por una pareja de novelistas que llevaron los postulados del 68 a este campo y que son el origen de toda esta novela negra. . Se trata de  Maj Sjöwall y Per Wahlöö escritores de extracción comunista. Tras contraer matrimonio escribieron en pareja diez novelas protagonizadas por el inspector Martin Deck. Wahlöö, nacido en Goteborg (1926), periodista especializado en crímenes, murió prematuramente a los 49 años de edad, mientras que Sjöwall, nacida en Estocolmo (1935), todavía vive . Varias de sus obras han sido llevadas al cine: ‘Roseanna’, ‘Un hombre en el tejado’, ‘‘El hombre del balcón’, ‘El maratón de Estocolmo’ y ‘Beck’. En sus novelas retratan una Suecia oscura y gris en la que siempre hace mal tiempo. El grupo de policías que dirige Martin Beck se enfrenta a los diferentes casos desde la paciencia y el escepticismo de quienes saben que las cosas, a menudo, no son lo que parecen.
Para Henning Mankell  en el prólogo de Roseanna, la primera de las diez novelas de la serie de Sjöwall y Wahlöö, aparecida en 1965, y recientemente reeditada, nos dice: “No sabría decir cuántas veces me han preguntado qué han significado para mí los libros de Sjöwall y Wahlöö. Creo que cualquiera que haya escrito sobre crímenes como reflejo de una realidad social ha sido inspirado, de una manera u otra, por ellos. Rompieron con las tendencias preexistentes en la novela policíaca”. En ese sentido Arne Dahl  dice  “Es raro que una tradición literaria tenga unos auténticos padres. Y aún más raro que los tenga todo un género.”
En estas líneas no hacemos sino reconocer ese esfuerzo y rendir un humilde homenaje a esta pareja de escritores que fueron capaces de revolucionar un género, que de algún modo ha cambiado en el mundo entero.
©F.Basallote