miércoles, 13 de febrero de 2013

RESEÑAS I - POETAS ANDALUCES. Antonio Cabrera, "Piedras al agua"




RESEÑAS DE OBRAS DE POETAS ANDALUCES
PIEDRAS AL AGUA de ANTONIO CABRERA










EL MUNDO REFLEJADO
Sobre PIEDRAS AL AGUA de ANTONIO CABRERA
Tusquets . Barcelona,2010
Se ha dicho de Antonio Cabrera (Medina Sidonia, 1958), que es un poeta de aparición tardía. En el año 2000 su primer libro, En la estación perpetua, consiguió el XII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe y el Premio Nacional de la Crítica; 2001, pasando a formar parte de una elite  entre los autores más difundidos de su generación histórica . Para Carlos Bousoño, era un libro de un poeta "del pensamiento insólito". Tras este libro  publicó una colección de haikus, Tierra en el cielo (Pre-Textos, 2001).y Con el aire (Visor, 2004), con el que obtuvo el XXV Premio Ciudad de Melilla, así como el Premio de la Crítica Valenciana 2005.
El crítico Ángel L. Prieto de Paula, dice de su poesía que “recorre los diferentes ámbitos de la naturaleza; pero, frente a lo que podía entenderse en la literatura dieciochesca como una poesía de la naturaleza en función de sus temas, la de este autor importa menos por los motivos que por mostrarnos con asombrosa precisión el hilo de la reflexión horadando la realidad.” y el mismo  Antonio Cabrera ha asegurado que escribe mezclando " la contemplación de la naturaleza y la realidad externa con el pensamiento y la reflexión",y sin mencionar su condición de filósofo, llega a decir que "Mi poesía está muy cerca de la filosofía".
Consta Piedras al agua de tres partes numeradas: La primera es un canto detenido al mundo exterior, al paisaje y al triunfo de la luz.  En la segunda parte el poeta deja traspasar el velo de lo observado por las aceradas fíbulas de la nostalgia y la evocación. En la tercera, hay como un retorno al mundo exterior, pero esta vez es más intensa la presencia reflexiva. Se trata de una poesía meditativa en la que se patentiza un diálogo entre visión y pensamiento, naturaleza y poeta, que en cierta manera y al estilo de los maestros japoneses del haiku se considera fuera del mundo y del poema: “Canta el alrededor, no hables de ti…”, dirá en El Alrededor, primer poema del libro.  Y como el haijin que construye un haiku,  se dedica a observar el mundo, que le asombra y que como él intenta detener esos instantes de iluminación, el “satori” del zen: “Lo que me ha detenido/ es la esgrima entablada/ entre el sol y la sombra,/ los bordes exultantes/ donde el presente se hace agudo.  , y esa manifestación del mundo es capaz de penetrar en el mundo interior del poeta: “La urna donde pienso, por la que caminaba,/ la ha quebrado el silbido del pinzón…”  y se detiene en la belleza del  paisaje: “ El verde es vertical y muy oscuro/ en los chopos, reniega de los brillos,/ es linde en el azul…”. Y dirá en esa intercomunicación de espíritu y naturaleza: “Mundo/ he venido a tu tregua.”

Y en esta contemplación del tiempo detenido en el estanque, - ¡otra vez la comparación con el haiku japonés y en este caso con  Bashô, con su haiku del estanque…!- dirá en el poema que da nombre al libro: “...ahora que no hay destellos,/ porque la luz se duerme en el regazo/ abierto y neutro de este instante;/…/ ahora, justamente ahora/ voy a tirar piedras al agua / con las que remover / este limo contrario/ este cieno exterior/ de las cosas visibles…”.   Hay en esta constante intercomunicación poeta-mundo, un intento que va más allá de la pura aprehensión hacia dentro para llegar a expresar una manifestación de las cosas al exterior: “Seis orquídeas razonan en el comedor. / Retienen blanco/ en sus pétalos blancos/ para poder mostrarse inesperadas.”. Es decir, de nuevo la sorpresa del instante… Y una vez más la ausencia, la separación del yo de su propia esencia: “Mi sombra,/ bajo la luz occidental, se ausenta/ de mí, soy yo en el mundo sin mí mismo,/ como resina que segrego…” en la pura función especular del conocimiento y de la propia identidad.  

Un libro profundo con un acertado y claro lenguaje, pleno de imágenes bellas, con una rica plasticidad  y  con un acercamiento al mundo relajado y ausente de tensiones, como una lluvia hermosa de palabras, un hermoso hontanar de incitante belleza.



©F.Basallote
Publicado en Papel-Literario 19/10/2010

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