domingo, 13 de enero de 2013

OPINIONES SOBRE MI POESÍA_XVII




El círculo de barro

Por: Francisco Vélez Nieto*








Aquí la razón, el derecho de su canto a tan esplendorosa epopeya, majestuosa procesión de ricas y beligerantes épocas, transformadoras sucesivas hasta la más alta civilización, poderosa para descubrir otros mundos. Perdedora de sus creencias sometidas a crueles martirios inquisitoriales soberbios de su oscuridad, enemigos de la luz del Renacimiento



            No es este sustancioso poemario de resplandor transparente, el primer canto poético que Francisco Basallote dedica con amor y pasión mesurada a Vejer de la Frontera. Pueblo de cal y luz, poseedor de una arquitectura popular envolvente al que ha poseído en esta nueva palpitante contemplación donde muestra como se han ido desdibujando los mitos que han significado a través de los siglo los cimientos de donde se va elevando la historia de un pueblo. Su Domino: “Venían desde el mar, / los trajo el viento, / sobre el barco trazaron / el signo inicial, / conjurando la posesión / de un círculo de vida, / orlaron el espejo de la Janda / con amuletos de su imagen”

             La verdadera geografía de un pueblo existe gracias al poder de la palabra cuando logra con su canto poseer una belleza sentida que dibuja su propia personalidad sin limitaciones de frontera no como volumen sino como espacio logrado que transmite, mitos y leyendas, historia todavía confusa del tiempo del territorio que emerge en espacios emblemáticos que van trascendiendo en una dimisión que anuncia ser ilimitada: “Primero fue la piedra, / su abierta llega, / lugar del tacto / deslumbrante / en su primer hallazgo, / lecho / hueco maternal” A parir de esta confirmación el poeta ya puede exponer como “El hallazgo de otra verdad / en el reflejo de las cosas / sobre la extendida piel / del ensueño”.

            Toda la contemplación va componiendo conjuntos que “danza y danza” alrededor de “la magia del rito”, la fertilidad se irá convirtiendo “en el ritual / más viejo de la tierra”. Es cuando el mito crea que “Este es el lugar del dios, / aquí su muerte y aquí su casa / de él mi poder, aquí domino / el mundo:” Es cuando el vigía  “Desde su altura / pudo el asombro / inmortalizar el instante” La andadura se ha iniciado, irrumpen las naves “ en la brillante plata del mar hendido” Llega el imperio y su rica lengua: “ Roma constante en el barro /  sillares / sigilada, monedas / tégulas, capiteles,…” Así se irán sucediendo los intermedios, una sujeción de culturas que lo consagraran como pueblo viejo protagonista gracias a las civilizaciones que en un tiempo arribaron.

            Aquí la razón, el derecho de su canto a tan esplendorosa epopeya, majestuosa procesión de ricas y beligerantes épocas, transformadoras sucesivas hasta la más alta civilización, poderosa para descubrir otros mundos. Perdedora de sus creencias sometidas a crueles martirios inquisitoriales soberbios de su oscuridad, enemigos de la luz del Renacimiento. Lentamente se iniciaría la gran derrota. Mas quedan los nombres y los apellidos por encima de exterminios y éxodos imperdonables, esa arquitectura con mesura y equilibro emocionada su hijo poeta la ha cantado con lirismo justo, acompasado, que con emoción le canta su coda final.

CODA

Todo te fue propicio,
-azar y tiempo, espacio-
hijo del cieno
y de los espejos del agua.

Se cierra el tiempo
de tu epopeya,
no queda nada del poder
y de gloria
que en los siglos fueron señuelos
para tu propio engaño.
Nombres sólo, unas tumbas,
huesos fragmentados, unas ruinas,
cenizas, huellas de ambiciones,
algunas palabras escritas
en estelas, un signo,
un arma de sílex o un ánfora,
demasiados altares
para un único sacrificio
y un silencioso olvido.

Todo ha vuelto a la tierra,
al eterno sueño del barro
donde quizás el tiempo,
por un azar, de nuevo eleve
este cieno con altivas olas.


 * Francisco Vélez Nieto. Crítico literario, narrador y poeta autor de una considerable y medida obra en prosa y verso. Es colaborador de diversas publicaciones sin fronteras.


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