sábado, 12 de enero de 2013

OPINIONES SOBRE MI POESÍA-XIII




SÓLO QUEDA LA NOCHE
VII PREMIO  DE POESÍA “NOCHES DEL BARATILLO”
PRESENTACIÓN A CARGO DE 

MANUEL SENRA







Habría que saber volar para alcanzar, en la imaginaria carrera de la lírica, a Francisco Basallote, y esto, sabiendo de él que es, temperamentalmente hablando, un hombre tranquilo, independiente y solitario a veces, él sí que parece tener alas. Del mismo modo que parece tener diez manos, y no dos. Le ocurre como a los nobles rumiantes, que cuando encuentra yerba (la poesía) la devoran y luego la rumian placenteramente.
Se levanta al alba y, ordenadamente, da los pasos de siempre e intenta hacer (y de seguro que las hace) las misma cosas de siempre y saluda a los amigos de siempre. Así todos los días. Hasta que el cansancio de las muchas horas de trabajo imaginativo y de reflexión, más los soportes de esta fábrica sin horas trabajando en la mente, en las manos, en los ojos y en la espalda, lo llevan derechitos a la cama.

Es Francisco Basallote un poeta afable y trabajador, al que gusta poco de las modas efímeras y de los malos modos, como tampoco le agrada la mayoría de las corrientes que nacen hoy para morir mañana, ni desde luego esa poesía revestida de adornos y estridencias. Para este poeta, el silencio tiene la misma fuerza que el grito callado. Y la esencia de la idea y la palabra, más que lo superfluo.  Y sí abraza la pura y rotunda belleza escondida en la luz. La luz quintaesenciada, con ecos internos que dan cohesión al pleno logro de una voz y de un mundo propios. Cito, del poema V de Solo queda la noche, “Purifica de sombras / la noche de mi corazón / que estrellas de tu cielo / tracen mis rutas / de libertad”. Versos, la mayoría de arte menor, que llevan la pureza en su propia esencia, en sus pocas pero bellas y profundas palabras.
Dentro de la poesía, tiene Basallote pasión por el haiku; aunque más que una pasión, el haiku le recorre la espina dorsal entera al poeta. (Por si alguien no lo recuerda, es una forma de la poesía tradicional japonesa más extendida. Poema breve de tres versos  de cinco, siete y cinco sílabas poéticas. De haikus, tiene nuestro invitado varios libros. Y cada día escribe uno como poco. (Si durante su intervención alguien desea preguntarle algo sobre este apasionante tema, creo que, desde este mismo momento, contamos con su permiso).

Tiene en su haber unos treinta libros de poesía, libros que no vamos a nombrar aquí ahora, uno por uno, porque nos llenaría la cabeza de títulos que casi enseguida olvidaríamos. Pero, sin embargo, no quiero pasar por alto los premios obtenidos, que no son pocos.
Orippo de Poesía, el Ciudad de Montoro, el Ciudad de Baeza, el Villa de Aranda, Marco Fabio Quintiliano, Ateneo Albacetense, Premio Andaluz de Poesía, Villa de Peligros, Antonio Machado de Sevilla, Odón Betanzos, Encina de la Cañada, Ciudad de Ronda, Premio de la creación Literaria Apolo y Baco, I Premio de Hojas de Bohemia. Premio nacional  Paco Mollá, el VII Premio Noches del Baratillo. Y algunos más.

Es, además, crítico e investigador. Y pinta bellísimas acuarelas, muchas de las cuales acompaña a sus libros de haikus.

Casi seguidamente, oiremos de su propia voz algunos de los poemas de la obra que hoy nos trae aquí y que, como se sabe, fue ganadora del VII Premio Noches del Baratillo 2010.

La mayoría son poemas cortos, como decíamos al principio, desnudos de adornos y estridencias. La suya es una voz muy personal, de tono intimista, pegado siempre a la grandeza de la luz, con un lenguaje próximo a lo cotidiano, hecho siempre con la palabra rigurosa y exacta de “Siempre queda  la noche”.


                                                      MANUEL SENRA

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