martes, 1 de enero de 2013

BREVE ANTOLOGÍA -III







 Muere el mar con el estío; recobra tras él su fría lámina,
la tersura de antes de los barcos,
 un brillo metálico de espada,
 insensible a la música de la sangre que, como pez, anidó en su hondura.

La bruma, en la que se suicidan las algas,
eleva el decorado de la tragedia,
 contaminando su impudicia letal el velamen de la rosa.

 En yeso y ceniza cristaliza el fuego, apenas recordado en el
 espejo de la luna donde se ahorcan las últimas gaviotas.

 En los mástiles, que tras el naufragio, emergen en la
escollera del acíbar, anuda el viento la perenne memoria,
 como único blasón de la derrota.

 Muere solo el mar

©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989




INSTANTE VULNERADO


Sigue destilando la rojez
el cenit
hendido en su cintura.

Queda la túnica del tiempo
vulnerada eternamente
por el viento de la duda,
y por esa cobardía
de ola que refluye
tras el beso
del mar en que navegas.


Ya no es impóluta la esperanza,
sembraste la blasfemia del temor
en estos pliegues
y la pureza del instante
es un pájaro
prendido en el recuerdo
y en los garfios de la angustia.


©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989



NIEBLA


Absurdo, ineficaz proel,
sin ojos, aplastados por el fuego,
¿ a qué misión te aferras,
minando el mar de incertidumbre ?

Puedes obcecarte
en la perforación del muro
o en ramificar la duda
en interminables laberintos;
una ola y otra ola
ocultarán la espita,
no cederá la solidez
del castillo que labró
tu sórdida materia.

Girará el navío en tu ceguera,
ebrio el timonel de tu sinuosa guía,
espiral inacabada
en la búsqueda estéril,
oculto el rayo
por la imprevista noche.

Tú serás el responsable
del círculo sin fín.

Sólo tú eres la niebla.


©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989



OCASO


Lentamente,
la goleta que el arrebol enjoya,
- masteleros y trinquete de rubíes,
velámen en que la rosa arde
concentrando en su fulgor
el viento del destino -
se desliza,
arrastrando hasta el vórtice implacable
la vívida secuencia de los dias esplendorosos,
los deseos en flor de este jardín de mar
y el jolgorio de los pájaros
con que la luz cantó el estío.

Una gris y cruel cuchilla,
manos de noche,
arrasará sus velas.

¡ Desolación de la dulzura !

Un naufragio de sol
enriquecerá tu abismo.


©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989


   
LAS LUCES DE LOS PUERTOS


Apenas hendirás la noche
buscando las luces de los puertos,
la ilusión de unos fanales,
- cegado el faro de tu vida -
pondrá la efímera frontera
en tu oficio de soñar,
el cénit alegre de un instante
se convertirá como es costumbre
en la ácida odisea de despedirte,
epílogo del lúcido momento
del cielo amanecido frente a tu proa.

Se evanescerá como una sombra tu destino,
esa agua cavará tu débil quilla
y el residuo de tu viento
escribirá estrellas como lágrimas.

El disfraz de niebla con que el mar
oculta su impudicia
elevará de nuevo el muro.

No llegarás.
©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989








UMBRAL DE LA TORMENTA


Más allá de la fronda enjaulada
en las crines del deseo embridado,
más allá de la epidérmica frontera
de las manos atadas a tu frente
y del espejo que olvida imposibles,
más allá del amanecer,
está el umbral de la tormenta.

Sólo el tiempo escribirá la clave
sobre el azul, abierto, casi libro
para que puedas descifrar el cielo.


Mientras,
anuda el cabo a ese noray.


©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989





TIMONEL


Qué fácil definir la dicha:
una palabra
y una copa que llenar,
un árbol de sol
y este oleaje,
pétalos de miel
entre las manos,
- un dulce instante
hecho futuro -,
un océano abierto
en toda su hondura,
el cielo en flor
entre tus labios
y tu navío,
- foque de luz,
bauprés avante -.

Tuyo es el mar,
aunque no tengas destino.

©F.Basallote. SOLO EL MAR.1989



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